Toda forma de vida es el resultado de la aplicación de un sistema de vida (conformado por leyes, principios, normas y prácticas diversas), y la calidad de forma de vida alcanzada (personal y social) depende de la calidad del sistema de vida aplicado. En el caso de la civilización Inka, en todo el territorio del Tawantinsuyö se aplicó todo un sistema de vida andina que permitió cultivar sistemáticamente los más altos valores personales y sociales, dando como resultado una sociedad ejemplar llena de humanismo, laboriosidad, previsión, solidaridad, amor a la vida en armonía con la naturaleza y de altos valores ético-morales y espirituales que hasta la fecha causa admiración mundial.
De la calidad de vida alcanzada en la Cultura Inka dieron testimonio varios cronistas y estudiosos desde los tiempos más antiguos, de ahí que por ejemplo el cronista español Pedro de Cieza de León, como un testigo ocular dijo que los gobernantes Inkas fueron “... amados en estremo grado, tanto que yo me acuerdo por mis ojos haber visto a los indios viejos, estando a vista del Cusco, mirar contra la ciudad y alzar un alarido grande, el cual se les convertía en lágrimas salidas de tristeza contemplando el tiempo presente y acordándose del pasado, donde en aquella ciudad por tantos años tuvieron señores de sus naturales, que supieron atraerlos a su servicio y amistad de otra manera que los españoles” (El Señorío de los Incas, Capítulo XIII).
En su obra indicada este cronista español, con relación a la capacidad de gobierno y leyes inkas, escribió: “...conocerán los lectores cómo supieron los Incas acertar en todo para la gobernación de tantas tierras y provincias como mandaron” (...). “Que por cierto no es pequeño dolor contemplar que, siendo aquellos Incas gentiles e idólatras, tuviesen tan buena orden para saber gobernar y conservar tierras tan largas, y nosotros, siendo chripstianos, hayamos destruido tantos reinos...” (Cap. XXII). “...los Incas, como gente de gran razón y que tenían santas y justas costumbres y leyes” (Cap. XXV).
A pesar de la persecución implacable y extirpación emprendida por los españoles, felizmente parte de ese sistema de vida Inka fue conservado en muchas comunidades o Ayllus altoandinas y/o en lugares recónditos hasta nuestro días, es en ese sentido que el Lic. Evaristo Pfuture C., como andino recogió in situ y de manera vivencial parte de ese sistema de vida, en especial en el campo de las prácticas conducentes al desarrollo evolutivo interior y de la conciencia (wiñay), los cuales presentamos en nuestros anteriores Boletines “Amarö”.
Si bien en estos tiempos ya cesó toda persecución y extirpación de los valores andinos (salvo las que están realizando las Iglesias cristianas evangélicas y protestantes fanáticas), en la actualidad la fuerte alienación cultural y el fenómeno de la globalización están haciendo un tremendo daño a los valores andinos sobrevivientes. A ello hay que agregar la excesiva tergiversación que están sufriendo muchos valores nuestros, sea por lucro, por una errada creatividad, por intereses egoístas o sencillamente por desconocimiento e ignorancia de muchos estudiosos, investigadores, docentes, etc. que no han tenido vivencia andina plena en nuestras comunidades rurales.
En esta oportunidad mediante este Boletín tenemos el grato honor de presentar otro escrito inédito del Lic. Evaristo, que trata de la última práctica diaria que realizaba todo andino antes de acostarse, llamada SAMAY (descansar). Anhelamos que esta última entrega del Lic. Evaristo ayude a la plena revaloración y rescate de nuestros valores andinos, a fin de seguir forjando el renacer de un nuevo Tawantinsuyö de proyecciones mundiales.
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